martes, 26 de agosto de 2014

PRACTICANDO SEXO SEGURO Y PROTEGIDO

Fernanda Zárate Reyes
Psicoterapeuta y sexóloga
25/08/2014


Cuando se trata el tema de prevención de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) es común que muestren imágenes catastróficas de personas con infecciones en grado avanzado, buscando asustarnos o, por el contrario, hacernos creer que estamos lejanos de padecer algo así. Además, ordinariamente se reproduce el slogan “lo mejor es la abstinencia sexual” y se recomienda conocer el historial sexual de la pareja (como si esto no resulta algo complejo de abordar con la[s] persona[s] que aceptamos como compañera[s] sexual[es]). Si reconocemos que cada persona es libre de ejercer su sexualidad de la manera que mejor le parezca y que ninguna persona tiene la obligación de pedir permiso o avisar que tendrá relaciones sexuales –y mucho menos impedir que alguien más las tenga–, ¿qué podemos hacer para para prevenirnos efectivamente de las ITS? ¡Fácil! Practicar sexo seguro y protegido.


A qué me refiero. Hablar de sexo seguro significa tomar precauciones durante el encuentro sexual con la finalidad de evitar el intercambio de fluidos (ya sean de origen vaginal, el semen, a través de heridas bucales, etc.). Mientras que el sexo protegido implica el uso de algún método que nos proteja ante alguna ITS, así como de un embarazo no deseado.

El condón es el método antifecundativo más seguro que por ahora existe, pero hay diversos creencias erróneas con respecto a él (como decir que “no se siente”, que es incómodo, que aprieta, entre otras) que resultan ser el principal factor por el cual algunas personas evitan a toda costa su uso, olvidando, además, que otros métodos antifecundativos nos protegen del embarazo, más no de cualquier contagio de ITS.

Estudios realizados con respecto a este tema refieren que usar un condón en cada relación sexual reduce 10,000 veces la transferencia de fluidos, protegiéndote hasta en un 95% del VIH y otras enfermedades de transmisión sexual, como candidiasis, tricomoniasis, sífilis, gonorrea y herpes genital. Actualmente podemos encontrar una infinidad de condones en el mercado que se ajustan a las necesidades de cada persona, los hay texturizados, tatuados, saborizados, ultrasensibles, isotérmicos e incluso de modelo anatómico (que resultan muy cómodos para la persona que lo utiliza). También existen aquellos que brillan en la oscuridad, pero esos son exclusivamente para jugueteo sexual.

En las prácticas sexuales orales, como cunnilingus y felatio, cualquier persona también puede estar expuesta a algún contagio si se presenta alguna lesión bucal y se intercambian fluidos, por lo que será igual de importante protegerse durante estas prácticas. Para este caso, existen condones saborizados, telas de latex o, en su defecto, podemos cortar un condón a manera de “telita” y colocarla en los órganos sexuales pélvicos externos. También podemos recurrir al uso del condón femenino, el cual protege la vulva y los órganos sexuales pélvicos externos.

Es de vital importancia hacer del uso del condón un hábito en todos y cada uno de nuestros encuentros sexuales, reforzando de esta manera nuestro cuidado.

Practicar sexo seguro y sexo protegido resulta una manera de querernos y, por ende, de cuidarnos. Enfaticemos que tener encuentros sexuales, puede ser aún más placentero si es ejercido con responsabilidad.



Yo me quiero y por eso me cuido, practicando sexo seguro y sexo protegido, ¿y tú?

Fernanda Zárate Reyes
Psicoterapeuta y sexóloga
www.centroliber.com 


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